martes, 15 de diciembre de 2009

HISTORIA DEL HIERRO FORJADO Y SU ELABORACIÓN

La elaboración del hierro comienza alrededor del año 1400 a. de C., y da nombre a una época, la Edad del Hierro, durante la cual el hombre descubre la ductilidad de este metal y comienza a emplearlo en la elaboración de utensilios que le ayuden en la vida cotidiana. Puntas de lanza para la caza, herramientas para trabajar la tierra, hojas de cuchillo y punzones para defensa y el ataque son los elementos de la producción de este periodo.

La expresión hierro forjado comprende el hierro repujado labrado a martillo y cincelado. Las tres operaciones son realizadas por la mano experta del herrero que, con el martillo y el yunque, trabaja el metal calentándolo y enfriándolo con el uso del agua y el fuego. Estos cuatro elementos, martillo, yunque, agua y fuego, usados con sabiduría por el homo faber en un proceso semejante a la alquimia, dan vida al mundo mágico del hierro forjado y sus creaciones.

Ejemplos de su elaboración. La ductilidad del hierro, es decir, la posibilidad de ser moldeado, es su principal característica y la que se explota durante su elaboración en caliente.

A partir de esta cualidad, la creatividad del hierro no conoce limites. La extructura fibrosa y dúctil del hierro permite el forjado mediante el martilleo, comprimiéndolo y doblándolo hasta obtener la forma deseada. Este tipo de elaboración se realiza, generalmente, con el hierro al rojo, aunque algunas operaciones se pueden ejecutar en frío.

El forjado del hierro se realiza siempre a unas temperaturas que oscilan entre los 650 y los 900 ºC. Si se trabaja a temperaturas inferiores existe el riesgo de que el hierro se raje, y si por el contrario las temperaturas son más elevadas se llega al punto de fusión.

Cuando el metal adquiere un color entre rojo y blanco, significa que ha alcanzado la temperatura apropiada para el forjado.

Las herramientas del herrero. Las herramientas básicas del taller del herrero son bastante simples: el yunque es un instrumento de apoyo del forjador constituido por un bloque de acero con dos agujeros, uno cuadrado y otro redondo, y dos alargamientos laterales, uno en forma de pirámide llamado lengua, y otro cónico llamado cuerno; el torno, para sujetar la pieza que se trabaja; martillos de diferente peso; fuelles de mano o sopletes para avivar el fuego; tenazas de varios tamaños; que fabrica el propio herrero; y otros utensilios para cortar, perfilar o forjar, como punzones de diversas formas que introducen en una matriz.


El yunque es la pieza maestra símbolo de la elaboración del hierro forjado, sobre este se trabaja a golpes de martillo para dar forma al metal y después ya en frío; definir el perfil deseado con el uso de la lima.

Soldadura autógena. La soldadura autógena se obtiene llevando el hierro a la incandescencia blanca (o soldadora) cuando se alcanza una temperatura entre 1300 y 1500 ºC. A esta temperatura, el metal tiene la propiedad de soldarse sin interposiciones de otro metal si es sometido a presión (martilleo) sobre las extremidades que se deben unir.

El temple. El temple es el endurecimiento del hierro que se obtiene por el calor del fuego y enfriándolo con agua, aire soplado o aceite .El súbito enfriamiento aprisiona los àtomos de carbono que se encuentran en el interior del hierro dotando al metal de una estructura cristalina martensítica (similar a la aleación de hierro y carbono, pero con una saturación de este último) que es la causa de su nueva dureza y fragilidad.

El color rojo cereza indica la temperatura adecuada para el recocido de los aceros templados. Cuando se alcanza esa temperatura, muy cercana al punto de fusión, es decir, alrededor de los 1300ºC, se obtiene la llamada calda blanca, en la que el hierro, sometido a presión, tiene la propiedad de pegarse y soldarse en una masa única. Esta operación se llama soldadura autógena. Esta técnica de soldadura ha desaparecido casi por completo. Al día de hoy, hay otras técnicas más modernas.


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